Memorias del tiempo de la inmadurez

(Paranoia & azar: no todo es vigilia…)



Prólogo a lo nunca escribible


Escribiré esta querella rapiñando un título basura de un sabio del gusto de esta casa, Gombrowicz: Memorias del tiempo de la inmadurez.
Un mal título, mal entendido para peor por la mediocracia crítica de su momento, pudo haber sido acaso una especie de punto de arranque polaco de una de las más nobles literaturas de la Argentina
(=–––– ^^^^) [1].
De la exactitud de un malentendido inepto y traumático pudo generarse toda una obra literaria urdida, intrigada, a lo largo de unas cuantas décadas.
Al contrario, titularé a esto Memorias del tiempo de la inmadurez, y sin embargo, no escribiré ningunas memorias de ese tiempo, tal como podría hacerlo gloriosamente, pienso, porque prefiero la sobrevivencia a los malos títulos que sobrevivir a un manojo de páginas impresionantes y geniales. Eso es enteramente insoportable.
A lo largo de toda mi vida – anotaba en su diario Conrado Nalé Roxlo – no he escrito más que la precisa negación y la terca resistencia a mi sincera autobiografía, y ello es mi obra, una mediocre felicidad más o menos llevadera, la sombra estilizada de una obra notablemente genial que jamás toleré escribir, que apenas pude narrar reflejamente en mis adentros, in foro interno, y por ráfagas esporádicas: mi simple autobiografía, la confesión sincera de un tipo cualquiera, escaso de aventuras, esquivo a las anécdotas y apenas más que mediano en virtudes y vicios. Esa obra mucho más simple y monstruosa que mi obra, cumbre, llana y luminosa, hubiese sido imposible de soportar, no la escribí y no la escribiré, porque era más hermoso plagiar. O sea la literatura.



Arnaldo Fajardo Díaz
Prefacio a una obra que no escribiré
Montevideo, 1977

[1] Vista de la Argentina –un gracioso-. 


La intriga de los mozalbetes




Lo mejor que uno puede hacer para no insultar a nadie es irse. Haberse ido digo: ya haberse ido. Un fascista encerrado en su casa, es un bien social, un bien para la homeostasis de la policía. Es un humanista. Al sustraerse, comete un acto humanista.


Mediando la década del noventa un grupo bastante sustancioso de atletas, fisicoculturistas, modelos, yuppies, y demás superhombres faciales, deciden movidos no se sabe por qué agente diábolico, o nudo acontecimental de la historia, tramar un ridículo gatuperio con ínfulas de destino ecuménico. Una conjura contra el orden social, tocado en su médula, tocado en una zona genital que ni los marxistas del medioevo pudieron entrever. Sabían que la sociedad colapsa si una revolución enfoca no al intríngulis entre las clases económicas (clases sociales ya no existen hace bastante; más bien quedan guetos, tribus, clanes), sinó a una dialéctica más embrollada y oculta, callada, la que se libra entre las generaciones y la de los sexos, la de los géneros. En ese embrollo entre la edad y la sexualidad está el quid para la prosperidad de las futuras revoluciones. Las revoluciones siempre suceden y casi nunca nos damos cuenta. Todas las revoluciones son revueltas sexuales y generacionales, aunque mientan otras banderas.
Una confabulación contra la mujer, ahí estaba la clave. Así, suponían, agarraban al toro por las astas. Ahí detonaría todo. Los efebos más deseados de la sociedad, mancomunados contra el poder de la mujer, contra el poder.


***


Ciegos, sordomudos, imbéciles, retrasados, nerviosos, desequilibrados, toda esta gente de pronto se vio invadida en su privilegio por una horda de luismigueles a medias espartanos y a medias en la mendicidad, o en una impostada mendicidad fotogénica. ¿Cuál fue la reacción? Ambigua. En principio prevaleció la indignación, el sentimiento de ser invadidos en su singularidad, de sentir masificado su lujo, de perder el monopolio de una prerrogativa: el desprecio y humillación del conjunto de la sociedad, esto es, de los hombres de industria, taxistas, viejas pelotudas con batón, nostálgicos del tango de los cuarenta, caretitas jipizados a la fuerza por el menemismo o a voluntad por la onda Kirchner o Gastón Pauls, pendejas forras embutidas en This Weeks, o progresistas de la peor laya, comisores ingenuos de la peor ofensa: la compasión y su teatro de la solidaridad. Estaban acabados. La competencia, la omnímoda competencia del capitalismo sauvage, les había llegado finalmente a ellos, hasta ahora salvos, excluidos. Los contubernios y cónclaves de hombres infames (linyeras, onanistas exclusivos, putitos de barrio, estudiantes de filosofía de universidades del interior, ex grupo Quebracho, curas pederastas descubiertos, hombres elefante, enanos de la tele, hinchas de Racing, esquizofrénicos fuera de moda, paranoicos de moda pero que no encuentran editor que no les tenga miedo, feas y gordas chanchas, villeritos estuprados desde temprano, afásicos o ex radicales… ) medraron con proliferancia por todas partes, pueblos y ciudades, en los derredores de la aduana y en la lejana campaña. Confusión; reinó la confusión, como siempre. Pero como el orden y la anarquía son pareja y siempre terminan haciendo las paces pensando en el futuro del nene, una cierta peronización les comenzó a acontecer.


Acontecimiento, atontecimiento.


Vida de falsos reventados

(fragmento)


Olor a sobolata. El universo. Muchas cosas. Muchos terrores, y una constante imposición del tedio. Pirulo decía que era un Facho, y era un Genio. A la vuelta vivía Perengano Pérez Garramendi, que decía que era un Genio, y era un Facho. Era primo de Zutano Mengano Pigliaira, que no decía nada. ¡No decía nada! ¡No decía nada, putos de mierda! ¡Nada de nada, che! Nada. Ni camisetitas del Che ni nada. Ni fotos todo color de Ortega y Gasset en el closet, nada. ¡Naaaadaaaaa! Si, nada. ¿Capiye? Nada. Peréz Garramendi, Perengano, era autor de una “Vida de falsos reventados”, escrita en cuidadoso estilo descuidado, pero decía. Decía que era un Genio. Max Brod, uno de la facultad amigo suyo, decía que era un Genio; pero Max Brod le decía Genio a casi toda la gente. Enumeración: Adolfo Hitler, Federico Ducler, Maradona, Juan J. Sebreli, Tito Cossa, el Gordo Caseros, Alejandro Korn, Maitena, Domingo Dilubila (digo: Di Núbila), la perra Lassie, Cagliostro, Ortega Sánchez, la tía Meme, el verdulero Ariel, Osvaldo Lamborghini, Orlando Marconi, Guillermo Marconi, Enrique VIII, Enrico Caruso, el Patón Bauza, Pasteur, Argentino Luna, Ana María Camblong, Superhijitus, Camilo José Cela, José Benito Gaitán, Dian Fossey, Edelmiro Molinari, Alexis Carrel, Silverio Lanza, Stella Maris Lanzani, Orson Welles, Einstein, Macedonio Fernández, Luis Miguel (Lorenzo Miguel no me consta), Beto César, César Aira, John Cage, John Lennon, John Travolta, Daniel Ottado, Ateojito y Antifaz, Pergolini, Jesús, Hugo Mario Melo, Nicolás Peyceré, Laura Novoa (linda chica realmente), Goethe, Leonardo, Sócrates, el Negro Brizuela Méndez, Perón Cámpora e Isabelita, la Sarli, Satie, Oscar Aleman, San Bernardo, Ángel Rama, el Negro Ielpi, Viuti, Von Clausewitz, los árabes por haber inventado el cero, el inventor del laburo, el Ejecutivo (Moderno Titán), Alexander Borodin, Atilio Borón, Vaca Narvaja, García Baca, y por supuesto el Poyo Fumero. Con éste último sí estábamos de acuerdo.

Marcela Tinelli, otra amiga, al contrario, decía esto:

“Aprovecho esta oportunidad para saludar a mí tío de Trelew, Juan Carlos Garivotto, a todos los que me están leyendo, y a Wilheim Reich. Considero que Pirulo (a Pirulo García de la Concha Fernández me refiero, obvio) es simple y llanamente un reverendo Facho.”

- ¿Y Perengano Pérez Garramendi, autor de “Vida de falsos reventados”, hombre inmodesto?

“Ah. Otro Facho de mierda”.

Es que la sensacional Marcela tenía esa tendencia de regalar a diestra y siniestra el epíteto y vocativo “Facho”. Confusión. Gran confusión reinante.

(II)


Si hay algo que pasa es que los “hombres infames” que hemos citado, los inmolados por la sociedad y/o por la estética, no toleran que un “superhombre facial”, un suertudo o agraciado, se les ponga en su lugar. Montan en cólera inmediatamente, forman mafias ipso facto destinadas a, en principio, contrarrestarlos; a la mañana siguiente: aniquilarlos. De pronto… se los ve: pasarse al otro lado de la sociedad. De pronto, de excluidos, como dice el buen gusto sociológico de hoy, pasan a formar apenas un gallo entone sociedades de beneficencia. No, no lo soportan, y así: se socializan de un día para el otro. Con tal de combatir a los nuevos contendientes, cambian su condición de pe a pa, se compran corbatas, anteojos Infinit, alquilan dos ambientes en el trocén, terminan en tiempo record carreras universitarias, se llenan de minitas, incluso de las mejores, sacan guita nunca se sabe de donde, autos importados, notebooks, celular con foto filmadora Internet y la poronga, se hacen de Macri o peronchos, luego concejales, coimean a la policía, y entran a pegar, a pegar, a pegar. Si, pasa. Eso pasó. Incluso lo diría: súbitamente.
La gente: o sea: los boxes de la televisión, no se dan cuenta; revoluciones así pasan todos los días. Y empiezan por donde suelen empezar todas las revoluciones: por arriba: por los gigolós, por los carilindos, los nenes de mamá, que un día, por no se sabe por qué, pito o flauta, tocan algo así como… tocan la locura, o algo asá. Entonces sus otros, sus tácitos enemigos, los Resen, los resentidillos de siempre, los Resentidos de Ricota, zas, se ven invadidos; se organizan. Arman la contrarrevolución: o sea: la revolución. La que pasa por ser la revolución. Y claro, consiguen un día – al otro día, diría – la anuencia del…¿pueblo?... de lo que sea, pero de TODOS. Porque las segundas primeras, o las primeras segundas en saltar, son las MUJERES, al unísono sino antes. Esas sí que no pueden tolerar tamaño desprecio, ofensa, agravio, afrenta.

- ¡Que no me van a dar bola, estos pajeros!... Ahora van a ver…

Y lo primero que hacen es comenzar a llamar a los Resen: los que dijimos (que ya, ese mismo día: se pusieron teléfono): linyeras, onanistas exclusivos, putitos de barrio, estudiantes de filosofía de universidades del interior, ex grupo Quebracho, curas pederastas descubiertos, hombres elefante, enanos de la tele, hinchas de Racing, esquizofrénicos fuera de moda, paranoicos de moda pero que no encuentran editor que no les tenga miedo, feos y gordos chanchos, villeritos estuprados desde temprano, afásicos o ex radicales, bloggers del interior…Y ahí sí, se arma la de sanquintín, se arma la revolución, la contra la contraorrecontrarrevolución, la sociedad, se arma la sociedad, se tiran los dados, o dedos, de nuevo, la nueva alianza de clase, resurge un samperón de las cenizas de un faso de Marley, los Feos y las Pebetas, las Chabonas, las Mamis, las Musas, Femmes, Women, Conchas-con-Conurbano, llamales H, no H no, llamales todas las letras menos la muda, el grito en el cielo, el vagido vaginal universal, las Evatest o Text totales. Y llega pronto la Triplealianza, los que faltaban: los terceros privilegiados son los viejos.

- ¿Qué la desplantó a la nena?
- ¿¡Que el Seba el Fede el Luci dejó la fábrica del tío, dejó Comunicación, Ingeniería, vendió el Auto, ¡no me quiere llevar a la nena!?
- ¡No quiere hacer el casting, Roberto! ¡No quiere hacer el Book! ¡Se fue a la biblioteca nacional a leer poetas franceses!

- ¿Dejó Inglescomputación?!!
Putos negros comunistas y judíos: truecan ya: aputos, anegros, acomunistas, ajudíos: ¡a por ellos! Gritan como en Madrís. ¡A por ellos! ¡Nos están tocando el culo propio! ¡La propiedad culeada! Caen los Resen y la Nenas a la oficina del Papi: Papipapipa Papapapipapí ¡no sabes lo que pasó!
Papi a llama a Papi B, Papi B a C, C a W (porque no hace falta orden en esto), Ñ a Ω a ß a } a ≠ a ∞, a tutti quanti ¡avancemos! ¡muerte a la reina! ¡a la Bastilla! ¡y sin vaselina! ¡Todooooos a Plaza de Mayo!!! Feooos Mujjjeeereees & Viejjjjoooos ¡cacerolazo saqueo, licheo, hurteo, ollazo marmitazo, potazo, cazazo, teterazo y pavazo!!!! ¡¡Todos contra los pobres exluismigueles, expablitorruices, ex livin’ la vida loca, ahora ascetas anarcos anacoretas luxelumpénicos, guerra civil, ización y barbarie, la Argentina contra el Resto-del-Cosmos!!

¡¡¡¡¡Acontecimiento, acontecimiento, acontecimiento!!!!!
Badiou pone CNN ya llama al de Le Monde Diplomatique presiente un nuevo best seller ya toma apuntes, y de pronto…

Y de pronto.

Otnorp ed Y…

El mundo, el Welt neofenoménico de Heidegger se da vuelta, se dio vuelta y:

Y.
Y nada, si eso pasa cada día, si así es la marcha del mundo, si así es como el mundo viene marchando, si estos son “los rasgos circunstanciales” de la pantalla del mundo de cada día de la vida; el mundo no tiene fin, todos los días es su fin, respira revoluciones, y manda a los Luismiguel al Bañado de Flores, a las Esmas, al subsuelo del Rock & Feller's, y el cuatrochi que trataba de terminar su tesis sobre Mariátegui ya tiene su Mercedes y su Merceditas, piza con champán ya es Presidente, ya todo es igual como seguir escribiendo o no, o no

Oler o leer



Y en un frasco, estaba su pasado, sólo para ser olido. O: leído, digo, porque lo que quedaba en él era su mayor poema, el que justificó a toda una Nación, veinte años encerrado, herméticamente preservado de los ojos de rapiña del Diablo del Lector.


Es, como hubiera dicho, y lo dijo, un francés, el Olor del Texto. Así, enfrasquecido, desasido de la policía hermenéutica, era sólo olor, olor para no ser leído, olor dolorido, olorherido, para la Vuelta de la que siempre estaba volviendo, a irse,

de aire, y de memoria.

(- Me moría.) y se aireaba.

Venidera verital
Y fugitante


Era lo que se dice una forma evidente de hermetismo de un poeta evidentemente hermético, o sea inédito. Oler. Oleer. Oler o leer.

El Lector es el Diablo…y la Crítica el Infierno, infirió.

Y olía o leía, se leía. Se olía. Y liaba los olores de leyenda, los leía, la liaba, y yacía. Se paraba, se sentaba, se acostaba, y leía y olía. Estaba.

- Pero cómo, alguien preguntó, ese olor a bizcochos rancios puede ser la mancia en acto de un pasado único. ¿O es que si palpaba al papel, de tanto en tanto, con los ojos de toda la piel, lo leía?

¿O era, como malas lenguas dijeron o dijieron, el experimento de una resurección espontánea, de resurrección por generación espontánea? Como si Eya fuera a salir, intacta, de una lata de galletas, como hubo desaparecido una ecuyere…



Y el cadáver nacional de un imperio que no fue apestaba en un lugar imposible, en un punto, pensable, pero desconocible de todo huelo, irrespirable.

Y res pirable
Es

La
Ilusión
De lo pasado.




TESTIMONIO:


- Si olía o leía no lo sé; pero era de memoria. Cuando el papel se gastó, ya se sabía el poema de memoria, y ahí lo dio a conocer, ya desaparecido, desintegrado de toqueteos, habiendo constatado que no resultó el experimento de resurrección corporal, salvo de memoria, quedando todo de memoria, probó con publicar.

B

(¡AY CADÁVERES!)

- Una conversación filosófica [1] -

(Filósofos 1 y 2 en Maxikiosko de calle Corrientes. Sábado 2: 17 A.M.)



[De la novela “Teoría de la Vida”*. Versión 5 p. 414]






- Las bombachitas de lycra le dan un olorcito especial a las conchitas de las nenas lindas. Qué pena las que usan esas bombachas de niñas, antierotismo contumaz.

- A mi me pasa que me hurgo la verga y me pongo los dedos en la nariz y siento el olor a la conchita de mi Diva. Esto me lleva a varios enigmas. O bien, es un mito el olor a concha. O sea sólo hay un olor general ajeno a la diferencia sexual-anatómica, o… o, yo tengo olor a concha crónica en el pito, o… soy una mujer con pito, o… esta guacha venía siempre con el olor de la verga del marido. Qué lo parió.

- Ah oler oler oler ¿Oler o leer? ¡Oler! Y si, es cierto esas bombachitas de lycra hacen una mezcla que perfuma mejor, me doy cuenta hoy que tengo un boxer de esa tela.

- Tela meto, gil.

- Me parece que venía con la sobolata del marido encima… no es por joderte pero…

- Siempre fui un cornudo, incluso como amante, cornudo al revés. ¿Será que nunca olí el extravirgen olor de la Concha-en-Sí?

(…)









[1] Grabado con un Sony TCM-59V cassette-corder.




* Mario Melo, 1999, inéditab.
C

Olorología DE LA AUSENCIA

O EL OLOR DE LA ÚNICA

O de por qué me suelo quedar con tus bombachas



(Soneto)


Lo que no vuelve de un amor perdido
es el olor, es lo irrecuperable,
lo más único que se lleva unido
y con ella se pierde. Con la amable,

con la amada, la desaparecida
que deja fotos, voces, impresiones
en el hueco que queda. Esparcida
de memoria en los áridos rincones

con su fantasma sin olor perdura,
casi visto y tocado, casi oído,
palpable casi, y casi palpitante

el contorno hueco de su distante
latir de eco de eco sin ruido.
Si no te huelo muero; y no estás pura.


Monto de afecto:
…más polvo enamorado




Pornografía melancólica


- Fragmento de un discurso amoroso -



Si muchos terrores, y una
constante imposición
del tedio, hacen maldito,
nadie escribirá más puercamente,
hará más enemigos que yo.



“Siempre tuve la costumbre de enamorarme de manera sentimental de las prostitutas callejeras. Otra costumbre similar es mi entendimiento de la pornografía; ver, por ejemplo, a las películas porno como un folletín sin tragedia, como un dechado de ternura no coartado por el drama. A las mujeres, por lo general, les cuesta entender que yo vincule la ternura con un afán tesonero por practicarles sexo anal o hacerlas tomar la leche con vainillas toda vez que se pueda incluso en la merienda. Siempre quise ser un artista privado de cine porno a la vez que un sabio modelo en piedad ética dispuesto al derroche de un amor de dulzura farineliana para con las mujeres; siempre entendí que el sexo con alarde cinematográfico de violencia es propio de esos escuálidos que sólo pueden dominar con su cuerpo a una mujer, y más tarde a sus inocentes hijos, pero puestos en la calle se le cagan en las patas al primer peatón de más de uno setenta y ocho que se cruce y en el trabajo son forreados por sus patrones como lo fueron en la casa materna por su propio padre. La historia de todos en una palabra. La patria. Para mí el amor es amor cortés, cortés-genitalista específicamente, y el matrimonio es el punto de arranque de lo siniestro. Mi baño está a veinte metros del de mi vecino mediado por dos paredes de quince y una de cuarenta y cinco. Y para ir al baño – a cagar tocar la viola o leer; mis actividades prioritarias allí – obligo a mis conciudadanos a mantenerse por lo menos a diez metros de distancia del lugar del hecho. La mujer es la distancia. Y si no el útero. Pero vivir en casa con Kakfa es lo peor. La concha es un prodigio, nunca tuve ese asco (al contrario, me inclino por una estatuaria de la misma); pero ver a tu mujer depilándose el bozo día por medio es renunciar de por vida a la maravilla a la magia y a la pasión romántica. Al deseo. Al deseo que yo deseo; o sea. Para practicar lo siniestro yo me quedo con el Lector. Fascino provocar eso en esa alma distante. Irrumpir de golpe con lo peor en esta otra forma del amor – siempre amor cortés – que es la literatura, en su simplicidad de lectoescritura, ternurismo visceral, romanticismo anal. Como no hay amor (quiero decir romance: vínculo sexual sentimental entre dos personas) que temprano o tarde no sea interferido por lo siniestro (por más cama afuera que uno exija), una perfectibilidad mayor sólo se encuentra en la relación Autor-Lector, amor telepático y epistolar, devoción que la distancia se hace a sí misma, sexo intangible, adunidad del afecto que borra en su acto no sólo la diferencia en espacio como el Amor, sino la diferencia en tiempo, ya que la Lectura también es nigromancia y máquina del tiempo, locura de la historia. Es un amor tan perfecto este, que hay que devanarse los sesos (o los sexos, chiste esperable) para ver cómo lo arruinamos, y lleva todo un estudio de mercado y una teoría del estilo y del género hacerlo. Yo siempre imagino, en condiciones ideales, un Lector Macho, no me interesa la literatura femenina como genérico (¿será un existencialismo de lesbos? Nunca leí nada), salvo en el caso de lesbianismo textual-sexual y no textual-genérico, como en Pizarnik, con quien yo me identifico ya que soy como Charly García: lesbiana."
"No sé si hay que besarse más. Hay que desclandestinizar el porno, abolir la inquisición de esta sociedad de perversos moralistas, de marqueses de Sade con gustos y represiones de clasemedia, con sotana y calculadora, y educar a la soberana como corresponde, para que aprenda que lo único doméstico que hay en la vida es la economía libidial en su más evidente llaneza: es la cama. El porno performativo. El porno sarmientino. Esas son las telenovelas que la mujer nacional debería ver para educarse y no ese dramatismo continuo de las tres de la tarde que las moldea de por vida y las lleva a convertirse en rompebolas compulsivas, taradas por automatismo, trágicas de la boludez, fabuladoras que viven la apoteosis de problemitas minúsculos, y lo peor: frígidas. La mujer es tan linda que le hace olvidar a uno que no sabe cojer. Cojer es fácil. Es como cantar. Hay que parar la oreja, olvidar represión y vergüenza, dejarse llevar y darle para adelante. Cojer es fácil. Es la desnudez del deseo y un poco de gimnasia. No sólo es satisfacción de economista de la libido; es un acto compasivo de generosidad fáctica y no solamente verbal. Es fácil además y se aprende en tres sesiones, a lo mucho. Es como hacer teatro; te soltás y sale. ¡Qué pobre gente esos que creen que es un talento, y un talento de ellos!..."
"Es lo sólo divino, como dijo el sabio, el ápice místico más cabal de la voluntad de poder, y una humanitaria vocación de servicio, y la más eficaz operatoria asistencialista para con el sexo débil, al menos en el caso de señores-lesbianas, como éste que declara.”








(por una novela de ideas…fijas)





[No es el Discurso pronunciado por el Dr. Torombolo Fernández Barrios en el Social Club Aurora, rebotado en el diario La Tribuna de Va. Cañás en década incierta]
Para acabar con la corrección de Dios *

[Manifiestos del Club de los Poetas Pésimos]

(Nº 76, versión XXIV)




  • La corrección es un insulto al automatismo.
  • No sé quienes serán los que corrigen pero sospecho de todos ellos.
  • El que tipea a flor de piel, montado en su propia yegua de escritura, sabe lo que hace, no lo que dice. Porque nadie sabe lo que dice, porque poéticamente obita el hambre o habita el hombre, y no solamente los poetas afrentados por Aristocles (Platón).
  • Corrigiendo se llega al silencio. La escritura avanza aritméticamente pero la corrección retrocede geométricamente. De diez páginas quedan cinco (peores), de cinco dos y media (peores todavía), de dos y media una y cuarto más mala que ninguna y así. De una Suma Ontológica o de una Historia del Universo tipo Asimov se llega a una poética monosilábica e interjectiva; de ahí a la página en blanco o a la pantalla-sahara.
  • Se corrige de peor en peor.

  • Tipea ya.

  • Al que corrige Dios lo ayuda. O sea no sirve para la literatura.
    Es incorregible.


  • Exijo que todo texto corregido publique sus correcciones en rojo.

  • El que no corrige no se equivoca.

  • El que se corrige ignora. Sabio es el que escribe.

  • Corrige otro. La corrección es un robo.

  • El que lee es soberano porque lee no porque corrige.

  • El que se jacta de corregir tiene deseo de inquisidor no de artista.

  • Menos escribe Dios y corrige.

  • Cervantes quiso corregir con el codo lo que escribió con la mano, pero el codo no es prensil y la sola mano que tenía la ocupaba en escribir no más. Por eso escribió El Quijote y no hizo talleres literarios.

  • El que corrige sabe lo que hace y no sabe lo que hizo. Siempre está por abajo del que escribe.

  • El diablo es el corrector, o sea Dios.

  • El que tacha el original se cree original pero se va al tacho.


* [Apotegmas tachados en el original]



La verdad sobre “La balsa”




En el baño de “La Perla” de Once en 1929 Macedonio y Borges, con el coro de los hermanos Dabove (uno de ellos autor del fraseo para violín) compusieron en la guitarra de aquel primero el tema “La balsa” para contrarrestar una serie de efectos perniciosos que atribuían a una canción que era todavía la moda en aquella época: “La cumparsita”, cuya melodía, decían, los inducía al suicidio o al nirvana, o al suicidio (“cósmico”) del nirvana[1].
Previsores, incluso con cierto alivio, de la inminencia de la caída de Yrigoyen, “la balsa” fue para ellos una alegoría de la evasividad que les tocaría en suerte en el inmediato futuro, y una torre de marfil precaria y flotante.
Nunca se supo bien quién fue el verdadero autor. Macedonio no, pero Borges abandonaría el beat prontamente y escribiría años después en “Sur” un alegato en contra de la “música progresiva” (“el ruido” le llamó) que ellos aquella noche inventaron para abolir por un rato al tango y condenaron ipso facto al ocultamiento por décadas.
El papel con la letra y la partitura fue dejado en una lata de galletitas luego usada –según fuentes no oficiales- como tacho para las toallitas femeninas en el baño de mujeres (dicen que Macedonio solía dejar disimuladamente grafitis ultraístas papelitos con poemas epitalámicos jaboncitos que ensucian y otros chascos en ese baño…).
Unos cuarenta años después dos jóvenes artistas encontraron por raro azar esos papeles y dieron a conocer la canción registrada en un disco bajo la autoría de ambos, aunque nunca se supo quién de los dos la encontró realmente.
Muchos no pueden creer que Borges le haya cantado en su adolescencia a la revolución de octubre del 17 (Marechal lo invirtió en “17 de octubre”…) y menos son los que creen que haya escrito un verso que reza “Estoy muy solo y triste acá en este mundo de mierda”; pero como podría haber dicho el mismo Macedonio, uno cree que no cree.

El destino de los dos jóvenes expropiadores fue singular. Uno se convirtió al tango, y el otro, probable nominalista que hacíase llamar “Tango”, se arrojó debajo de un tren al oír repentinamente los primeros compases de “La cumparsita” tocados por un violinista callejero escapado del Borda que decía haberse peleado en una esquina francesa con Antonín Artaud.

Vive y deja morir.





[1] Lita de Lazari, “Precursores rioplatenses de Kurt Cobain” en “El alsinismo ayoico”.
[Nota sobre anormalidades filosóficas]





“Durante muchos años – escribe el médico deportólogo Oswald Pessoe - me dediqué a la recopilación de casos y fenómenos excepcionales y hasta milagrosos de súper contracciones musculares en estado de alteración emocional. Cierta vez por ejemplo ocurrió que una mujer y su hijo tuvieron un accidente de tránsito y el niño quedó atrapado bajo el auto. La madre con una sola mano logró levantar la parte delantera del auto G.T.X. a un metro y medio del piso y sacar a la víctima, su hijo. Cierto conocido lejano mío, de algún renombre interbarrial, poeta neobarroco y filósofo fenomenológico, al entrar en trance teórico-escriturario solía levantar su biblioteca de roble con mil doscientos volúmenes más revistas haciendo tres series de diez repeticiones recostado sobre el piso en posición tipo Press Banca[1]. Este tipo de fenómenos fisiológicos de excepción suelen manifestarse solamente en determinado tipo de personas: madres sin formación universitaria, ancianos con vida sexual activa y órganos sexuales demasiado desarrollados, niños preadolescentes que han perdido recientemente a algún familiar directo y dilecto, teóricos profanos carentes de remuneraciones de organismos estatales como el CONICET, ciertos místicos hispanistas, e inclusive se han observado últimamente en algunos terroristas islámicos suicidas. El cien por ciento de las fibras musculares son inervadas en ciertos estados de desesperación y producen contracciones musculares imposibles de reproducir en un estado emocional normal.”

Se sabe por ejemplo que bajo ciertos estados de hipnosis un filósofo vulgar, universitario del interior e investigador de segunda, puede desarrollar conclusivamente ad hoc e incluso de forma oral un sistema de validez y originalidad históricas considerables. Se sabe en ciertos círculos selectos – aunque las identidades personales jamás fueron reveladas hasta la fecha – que por lo menos dos filósofos y sociólogos de origen francés y norteamericano produjeron sus obras capitales bajo estos estados de hipnosis practicados por ciertos grupos cipayos de especialistas y patrocinados por algunas instituciones y universidades. En nuestro medio se realizó una experiencia similar por primera y única vez a mediados de los años 20, pero con la salvedad de que el “filósofo” resultó un falso filósofo, un profano con groseras fallas en su alfabetización y en su formación general. Los resultados de esta experiencia arrojaron una serie de documentos escritos de “monstruosidad dianoética” (Guariglia) utilizados en distintas oportunidades por algunas corporaciones editoriales como pábulo para sus escritores estrella, algunos de los cuales hace décadas que son considerados “clásicos” de las letras latinoamericanas. Los nombres se siguen manteniendo reservados pero figuran en el Index general del Códice Secreto referido por el desaparecido profesor Luis Belavita [2].

[1] Algunas de estas secuencias han sido filmadas de forma casera por un primo suyo, editor y montajista, quien luego las utilizó para un clip del grupo pop “Los autodidactas preseniles” cultores del kitsch-Cipollati.

[2] Carpeta XXVI. Archivos “Belavita” de la Fundación Koinón, copias escaneadas en posesión de la familia Iturriaspe.
[El tecno pasa (mosca cerrada)]



PERSONAJES

Gusano García
Pedo en Balde de Otro
Apoyada en Triste Culo
Quienesforniaca Naplauden
Formado Enclenquemente O No
Gordo de Cerca
Antonín Tarragó Merlo
Lo Esperaba Para Ayer




Sus ideas eran pretextos para desfundamentar su cuerpo. Y había un pájaro sobre el cable. Subitez de todos los santiamenes y de todos los santos días montado a su cobayo, y entorpeciendo el talar y talando el entorpecimiento Apoyada en Triste Culo, simple repartidor de cartas asaz azar y asaz y harto complejo y harto y con complejos frecuentaba la vecindad de Gusano García, Turro Cultural pero Pendejo. Y otra frase más. Seguir. A quién le puede importar, che bando – improvisaba el anacronista y cronista anal de sus destiempos – que A esté o no siendo A. ¿A quién? No seás culiao retrucaba re trucaba o retr ucaba, Gusano G. en el papel de Pérez Pícaro. Sus ideas eran pretextos – anotaba el Editor – para fraguar las evidencias de su visibilidad. Era el perro boludo de su…cu-er-p-o. Pero el rock arrasó con todos estos muchachos de entonces.




El tecno pasa y nos vamos volviendo tiempo era su lema. Zulema el Jaidegueriano le decían los manutenientes de la erudición del barrio. Gusano García en foro interno se inquiría sin querer - queriendo -, al contrario, si se podría terminar la vida como un Místico-Tecno. “Quisiera terminar la vida como un punk. El tecno pasa y nos vamos volviendo tiempo pensaba yo cuando me decían ahí-va-el-jaidegueriano-, mirá. Antaño la vida se había terminado queriendo terminarla, y de tanto quererlo, sin-querer-queriendo, como un Místico-Tecno. En cambio hoy quisiera terminar la vida terminando. Una determinación, claro está.”

Gordoforrocentrista era y pensó que la oportunidad – cairós del bar El Cairo – era izar una tecnomística. Del solipsismo al peronismo y…¡Vice Versa!

Mosca cerrada en la que no entraban bocas como mujer de otro que revoloteaba pispireta pero sabiendo de su vidrio. Se hacía la mosquita muerta pero no comía vidrio y ni se mosqueaba ante la existencia del vidrio. Yo soplaba y hacía botellas con la boca de no entrarla; botellas que arrojaba al mar de los mensajes, en desagravio. Mientras, me ahogaba con mis mensajes sin botella, escritos al pedo en tinta indolible, y sin querer doliendo.


Mosca cerrada.


Mosca cerrada.


[en Teatro del Abuso – una pieza en 2005]
Cuando se trata de monos

Conmigo asé falo

Tití con stradivarius viola a mi novia. No llueve. Amanece no. Todo fluye. Campanarios con su risa me provocan. Mi última tentación en el tití se mira. El tití calcula. Que si eyacula. Afuera. Titititís no habrá. Y mi celo será menor. Pero celo ponía. Si. Sigue sin llover. Amanece ni. Tití al fin cula ella. Ti pegaré tití. Tití reza; a.C. malabares con una Tango adidas. Tití comprende por medio de teoremas la realidad del mundo económico del Medio Oriente. Odia la literatura tití. Es un mono incluso en el fondo. Estamos en el Fondo Monetario, raíz de Todas las cosas, eso sucedió acá. Tití tiene sombrero turco. Mono de Carriego, del organillero de Carriego, tití se enciente en mil llamas. Tití se desintegra en cenizas, inocente, sarcástico con inocencia, violador ingenuo, atleta brasilero, mono bonito, con sombrerito rojo de cono truncado, con cola, ha violado a mi novia. Le exijo que se case con él aun muerto. No contesta. Ella esfinge silente, como Siempre. Nadie me hacha la cabeza y quisiera que termine así este cuento, conmigo acéfalo.

***

Puedo escribir los cuentos más pésimos esta noche.

***

Soy un orangután teñido del valle calchaquí que odia la literatura. Desde que lo recuerdo la mundo es así. Si acicalo mis uñas es porque así calo. Si cavo mi fosa esa porque no a-cabo. Si pinto mi chalet es porque es necesario. Si… en fin. Soy de mono. De Mono. Mi Estado. Vivo en la localidad de Mono, provincia de Mono, en la Mono-Comarca al lado del departamento de Mono donde se encuentra el conocido ayuntamiento de Mono y la cámara de los comunes de Mono y la Mona que los monó a todos. Mono el Mono. No hay otra. Yo mono. Tu monas. Mi mamá me mona. Estás muy mona. Viva la Mona, el Mono, y los Monitos. Soy Mono, de Mono: TODO MONO: Todo Mona. Y acá me ven: alejado hoy de la monada pero teniéndola siempre presente en mi mono-pensamiento. Ayer me acosté con un Mono-Patín aunque esto es puro cuento y cueste un Perú. Fue duro, desde luego.

***

La ingle en el dedo anular, fue una pre-monición.

***

Cuando se trata de monos la realidad es distinta. Sin ir más lejos lotro día. Lotro día caminábamos por las calles de Palermo Viejo mi prometido el Otorrinolaringólogo, su propio prometido el Ornitorringo-Star (con picaporte), la actriz sueca Pancho Dotto, y mi amigo el ingeniero en sistema Santateresita. Fifaponchos, prestamista de “su propio prometido” (¿el prometido de mi prometido?) prorrumpió en llantos proininterrumpidamente; tanto taló el desasociego, que de saso ciegos fueron quedando, yo diría muchos, tantos que all “yenar” la Basílica, se explotaron en sí mismos al no poder perpetrar sacrílego acto de Basílica explotar. Con perdón de la palabra. ¡Alma mía! (Aplausos) ¡Alma mía! ¡De haberlo sabido habría habido avena? Me retracto: ¡Alma mía! ¿¡Qué cosas ocurrido han?! ¡Las más harto asaz terribles!? De no tratarse de Monos hubiera jurado que crepitaban sapos odoros, de esos que había en mi infancia, que te meaban la cara – escuerzos - . La Basílica más tarde fue demolida (de no tratarse de monos), no por ello mi prometido – que odia la literatura – dimitió (hasta el fondo) en su tenaz cometido: bailar ballenato a la luz de la Luna [tachado]: Mona.
¡Mona!

¡¡¡Mona!!!

Hugo Mono (“Monolandia”)
[este estaba en el botiquín del baño]



Velocista nace no se hace, me dijo. Observó un lunar sobre mi boca –respiraba por ósmosis– y desapareció. Años después alguien me hizo notar que su sombra dibujaba siempre la silueta del morboso E. A. Poe.

Siempre hacía énfasis en la urgente necesidad de un entrenamiento anaeróbico lactácido, pero nunca explicaba el porqué, y solía proferir esa máxima en cualquier sitio, sin preocuparse por distinguir a su interlocutor, y en las circunstancias más imprevisibles.



El Stripper-Filosófico (error de título)


Inútil que me hablara de los “Músculos unipennados”, siempre citados con mayúscula (¿será pertinente poner “con Mayúscula”). Era un fan empedernido del objeto de discurso “Músculos unipennados”. Con todo, yo no podía sino escucharlos como “músculos unipennados”, siempre pero siempre siempre. “Habría que leer a Artaud como a un pedante no como a un pobre loco”. “La vida, esto es, el teatro de la crueldad”. “Músculos unipennados”. Esas eran algunas de sus frases repetidas, de sus eslóganes y reflexiones radiales nocturnas. En cualquier momento se despachaba con reflexiones radiales nocturnas; poco le importaba que fuera o no de noche o que estuviera o no, o bien estuviera, en radio (había tenido un programa de radio donde contaba chistes y hablaba de epistemología bayelardiana o algo así) (Sí). Era incurable, “chapuceaba en lo incurable” nos decíamos con unos amigos de los que quizá luego hable. ¡Qué personaje! Visto desde hoy se lo ve así. Visto desde ayer era una estatua semoviente, era la Piedra que Piensa Pero de Plástico (Humano). Velocista nace.
Yo creí que esa frase era de los Evangelios.



En su perseverancia en convertir lo obvio en extraordinario, mejor dicho, en ser un extraordinario de lo obvio, ñññññññññññññññ,"invertía el orden de las razones” como decía mi abuela, o ejercía, como un infeliz cualquiera, el viejo arte de la paradoja. Explicaba, por ejem, por ejem, por ejemplo, que iba desde adolescente al gimnasio “No para provocar el deseo en las mujeres, no para provocar miedo en los varones”. A ese tipo de cosas, no diré que nos tenía acostumbrado, pero diré al menos, que nos las esperábamos. A esas cosas. La vida, esto es, el teatro de la crueldad, Músculos unipennados.
Elementos de Filosofía Gorda
Ubú en el Reino de Mendiolaza:

Elementos Manuales de Filosofía Gorda


No siempre se puede cojer
cuando se quiere con quien
– o quienes – se quiere.
De este hecho originario,
nace la filosofía.



Bajo el cobijo de su panza, el Gordo vivía, a tinto y asado. Todas las noches. Y cuando terminaba el segundo totín, rigurosamente, pelaba el revólver. El eterno retorno.

Lo sopesaba. Contaba sus anécdotas en compañía del bufoso y a su amparo. Proezas de la amenaza. Del polvo al polvo: lo inminente. “La vida es lo que le acontece a otro cuando estás armado. Berp.”
Berp para creer.

El Gordo había sido cafiyo en Holanda, traficante de peletería en Bélgica y España, pasante transatlántico de merca del Nuevo Murdo al Vetusto.
Y, por todos los cielos, inclaudicablemente filósofo. Así las cosas. Así fueron, o son.

Filósofo medularmente ágrafo, no ha dejado obra salvo en la cabeza atorada y proverbial de nosotros quienes supimos ser sus albaceas, un reducido hato de “forajidos y facinerosos del silogismo” (Carlos Saúl Ingle Ob Sit), de “¡energúmenos e inadaptados de la normalidad filosófica nacional!” (P. Paratore Parentti Infra Passim del Sobar Sic) quienes, por una circunstancia no aclarada (el hombre es su circunstancia: o: algo por él: estilo), huimos con la mano entre las fachas al Viejo Incontinente (metonimia de “Mendiolaza, Reino de”) en un camino de regreso al exilio de donde nunca habíamos salido pues no llovía.

Antes habíamos sido profesores, putos, putos reventados, preventistas de “Soda SOCIAL”, operadores de prensa del Frente Santiago Papillón, cómicos de radio comunitaria, lavaplatos en el Club Social No Deportivo Protestantes del Útero, aguateros suplentes vitalicios, mujer barbuda con pito, trapecistas del arte, investigadores de segunda del CONICET, ateos (a los dos años de la cansada carrera de la edad), faloperos contrafalogocentristas, cuentapropistas póstumos, bateristas mancos de hi hop, vicepresidentes renunciantes, golpeadores de la mujer del prójimo, pederastas sin sotanas traductores de Gombrowicz al uruguayo, otros, fetos, no-dios, el Facha Martel en bata al mediodía, etcétera, y, de cuando en vez, etcétera.

El Destino, que es un carro que tira como un pelo de pelvis de buey solo, nos condujo por su embudo al Reino del Hotro Murdo de Mendiolaza, y a su Majestad Chancha por Todo-Concepto y en concepto de tal, para cual. Si, si.
Al Encuentro de la Filosofía Gorda. Fiel emisaria de Este Murdo a Este Hotro Murdo.




- ¿Cuál?

- ¡¡¡¡Éste!!!!


(deícticos, aplausos, telón)



A un alumno hay que cagarlo a trompadas para que aprenda, amenazarlo de muerte incluso. No llegaría nunca a cojerlo de todos modos, no soy Sócrates. No somos hoy tan extremistas como los griegos.

[este por spam llegó]



Comercializar paté de puto.

Hace trescientos años que este pueblo vive sublevado, rutinariamente desde hace doscientos noventa y nueve años (y medio). El animal totémico tutea y toma té. Cojen entre hermanos y se comen al vecino, hernia y todo. ¿De qué sirvió cuidarte tanto de la tos, quemar hermafroditas?

- Un valor de sahumerio moral.

- ¿Una ética olorosa?

- Sí, parecemos Torquemada y somos sólo mujeres…

¿Por qué no maté a mi madre? Dar esta respuesta será internarnos el lector y yo en el quid de mi Filosofía, tête-à-tête con Moria. Para aprobar Lógica II me pedían un certificado de salud expedido por un médico amigo y uno de conducta por la policía; me parece bien. Es lógico.




Los defraudé; síganme.

SEGUNDA PARTE


La incorregible




Enamorado de las mamas de un gordo puto, un crítico de la UNR, becado, puede pensar, en este momento, en escribir un prolongado verso de devenga, incluso con el tiempo, intereses: una novela.
No dista de otros estados más normales, en lo esencial. La literatura puede comenzar en cualquier parte. Incluso en Embalse.

El sentido se fue con otra me solía decir alguien. Pero te es fiel. Llámenme Edgardo.

- Te es fiel, Edgardo.

Esto estará escrito veinte años atrás. Lo presente es su interpretación. Las mamas de un gordo puto, pueden ser objeto del enamoramiento. La pérdida sálica, es como el talión de Aquiles, su ley.
Morir en Embalse y devenir novela.
Tengo un serio problema en la mano izquierda y soy zurdo. El espanto: del manco. El espanto es que un orden secreto detrás del azar decida en cualquier momento de qué mano quedaré manco. Todo puede terminar acá si la divinidad decide que seré manco de mi mano… de mi mano (…) materna. Aunque sea la mano que, vamos a decir hoy, copia. Enamorado de las mamas de un gordo puto, incluso es posible escribir. Pero si falta la falta como decían antes si falta la mano faltante la mano materna. Tengo un grave problema en la mano izquierda y soy zurdo. Pero soy zurdo. Sin embargo, se evalúa la posibilidad de, amputarme que lo parió la mano derecha. No soy yo el que está enamorado. Pero nunca se sabe si se podrá seguir escribiendo. Ojo por ojo, Gorje no pudo. ¿Enamorado de las mamas de un gordo puto?

Es fácil. Quisiera concluir en el error.




28/8/7


S. Vega [de "Choreos"]
TERCERA PARTE
Berreta es el mundo


[el mundo es berreta]

Sábato se dedica al cultivo de guepardos. Berreta es el mundo. En ese entonces el mar se llenaba de putos. Por reflejo el cielo se volvía rosa. Los cuentistas dejaban de boludear con eso de corregir e ir a talleres; participar de concursos, hacerse famosos; cojerse pendejitas. Y Sábato con sus guepardos, con sus chitas que apestaban a antiguo. Me dice Sábato:
-Creen que esto es una vulgaridad. Pero no: es sólo un entretenimiento. Los dejo reposar, y al calor de la edad van multiplicándose. En fila india hasta llegar a Rosario los voy archivando. También me gustan las flores.

Todos putos.

Entonces me convida un mate. Primero ensilla el alazán. Sobre un cráneo de vaca decido sentarme.
- Me gustan los putos –me dice un poco en tono de confesión asqueta. Medio al oído-; pero más las chitas.
Hace años, largos largos años, que me confunde con el reportero reconocido de nombre Clark Guillermo Andino; pero yo soy otro. Él me aprovecha para hablar de sí. – Mire Clark Guillermo, vea esto – me señala hacia su cadera, afloja el cinto; su tono onírico es- : hoy me puse una bomba-chita.

Es gracioso. Todos le dicen “Sábato”.



[lo que cuesta no ser puto]




Se trata de un reventado que pía y vuela; un dato de la vulgaridad del mundo. En continua expansión, que temo que todo se disgrega. Sabe amortiguarse solo; respira de continuo.
Ping-pong de ojos, sus tetas de macho. Son tantos o tan pocos (y) los que especulan qué será de mí de acá a diez años. Y lo que problematiza (y tiza) el reventado es eso: respirar.
Tortas rellenas de orquídeas, me despierto.
La luz de un porro o paca, las pobres lumbres de los enemigos contra piel. Las amenazas son mutuas, China. “No soy un escritor político” le digo al reventado que vuela enfermo en un diamante. Tengo oídos sordos para agasajar el aleteo de esas moscas rosas. Siendo sido estar por ser y agita los brazos. “¿Yo sueño que el otro vuela?” Algas y no algo, mi corazón propio. Y lame al buey. Ella es Rubia y no sé que está haciendo conmigo, dice que los genios le dan lástima al vuelo y ronronea en la cordura de otro; para mí una foto. ¿Qué es un reventado? Falso, el que volaba era un voludo.


[La Lucha Contra el Estilo Único]



¿Dejar para mañana la procrastinación que pueda hoy?
Karl María von Susvín



Se conoce poco sobre la doctrina del General Susvín y menos sobre su vida y obra; se lo cree un personaje mitológico-sintáctico (Saítta ob. cit. p. 395 passim) de la cultura popular argentina. Al contrario, la táctica fue el fuerte de este militar de origen prusiano que luchó con éxito impar en la Independencia Nacional. Más que un gran estratega, el General Susvín fue un genial táctico, fundador de una especie de corriente oblicua en la historia moderna del arte de la guerra, una especie de anarquismo marcial, de todo vale militar. Conozcamos algo de la historia de este enigmático militar que inspiró a tantos hombres de acción y sobre quien, un reconocido lector suyo, el General Perón, supo consignar: “Susvinistas… susvinistas somos todos”.


Personalmente comprendí desde muy chico el mensaje susviniano, que tanta simpatía despertaba en nosotros cuando éramos escolares. Lo que yo nunca entendía era aquello de “la enseña que Belgrano nos negó”. Si Belgrano había inventado la bandera nacional: ¿por qué nos la había negado? ¿O qué era lo que Belgrano nos negó? ¿Una enseña? O sea ¿una enseñanza? ¿Acaso la de la Doctrina Susviniana? Misterios que rondaban por mi cabeza en aquél entonces y en la de mis compañeros seguramente también.


“Karl von Susvin nació en Breslau, Silesia en marzo de 1782 en el seno […]”


No quisiera cometer el lujo de hacer un burdo chiste con esto: el único fragmento biográfico que sobrevive sobre Karl “María” von Susvin no nos permite desde luego inferir que nació de un seno aun cuando la obscenidad –si algo tiene que ver–, la anomalía el revés y el absurdo, lo han acompañado fielmente a lo largo de su historia y gloria postrera.

Susvin habría estudiado conjuntamente con la carrera militar una magistratura en psicología en la universidad de Baviera, en la que se habría graduado con su tesis “Über den Bruch der familiären Bindungen und Tochtergesellschaften” (“Sobre la Rotura de los Vínculos”) de la que sólo se conservan algunos fragmentos y dudosas referencias posteriores en forma de citas.

Susvín concebiría la rotura vincular como “el pico mayor de la libertad humana”, “el parto perpetuo”, “la partera de la historia”, “hybris fundamental de la expansión perpetua de la voluntad de poderío y como instancia individual-social indispensable en todo emprendimiento de conquista”, “paso previo de toda penetración final” (en “Sodomize einen Barbaren[1]). “La rotura vincular en el soldado y en el enemigo como la instancia inicial y necesaria en vistas a la rotura final de la victoria” (“Hinten und Sorge”, Trad. “Retaguardia y Cuidado”). Susvín distinguiría distintas dimensiones roturales: 1-rotura epistemológica, 2-rotura moral, 3-rotura vincular, así como “rotura del myself y de la integridad sexual en el enemigo y en las propias filas” (en su única novela, “Die Armee Eroberer”, “El Ejército Invicto”), ya como formas de control y formación pedagógica ya como política de desmoralización final del enemigo caído y desahogo y venganza en las propias columnas.
Dada su conservación fragmentaria, y habida cuenta de lo visceral de su objeto, su doctrina se ha prestado a infinitos malentendidos y sobrentendidos y a interpretaciones de todo tipo. Hoy Susvín sería más que nada considerado como “el gran teórico de la desvinculación general y del derecho a la disposición del cuerpo del enemigo derrotado” (Michel Foucault, “Machiavelli, Von Clausewitz, Susvín”).

21[108]

“En la guerra vale todo y el general triunfador tiene derecho a disponer del […] adversario”.

“El que pierde con Susvín pierde dos veces” era la frase más escuchada en la Alemania de su época. “Al amigo le doy todo – habría dicho Susvin –... al enemigo ni justicia ni el invicto”.
Las razones por las cuales Karl von Susvin fue condenado al ostracismo son ignoradas, su apología de la falta de límites fue denostada por los humanistas, así como el adagio “al amigo todo” por él acuñado fue víctima de las peores sospechas.
Tampoco nada se sabe sobre su arribo a la Argentina, ni sobre los servicios que prestó a la causa de la Revolución. Moreno Monteagudo y Belgrano se supone que fueron devotos lectores de sus obras. Su nombre ha sido borrado de la historia patria y de la gran historia del pensamiento universal, aunque de alguna forma siempre se filtra, y la gente, involuntaria equívoca siniestra o maquiavélicamente, lo invoca a coros.
La influencia de Susvín se ha extendido a diversas ramas de la acción humana, no sólo en nuestro país, sino universalmente.



Bibliografía accesoria:


Barthes, R., “La relación textual no existe”.

Bayer, O., “Susvín, prócer de la disrupción nacional.”

Lamborghini, O., “Susvín… una introducción”.

AA.VV., “La Dialéctica del Amo y el Esclavo en Susvín”

Anónimo, “Estrategia y doctrina por el General Susvín”.

García Hamilton, J., “K. von Susvin. ¿Patriota o qué?”

Peralta, F., “Masonería y Sadomasoquismo en las Guerras por la Independencia”.

Deleuze-Guaymallén, “Susvín con Sade”.

Abraham, T., “Pensadores Bajos”

Mitre, B. “Historia de Susvín”




[1]El onanismo es la continuación del coito por tus propios medios”.


[Liiki peaaegu robot]

(Tamagno lo intenta de nuevo)





Y cuando uno de esos ciborgs de allá – señala allá ¿ven?- saca de nuevo a relucir su nuevo y reluciente Gadget, o su viejo y deslucido, empiezo a preguntarme qué será de mi otro yo, ahíto en una orgía con paramilitares en Panamá, alucinando con sus alucinantes saltos ornamentales en esos lujosos clubes con climatizada en Amberes, o simplemente leyendo El País de ayer en la única villa –si es que así se puede llamar– de Madrid. Tengan en cuenta que la bilocación no es locura, nunca nadie entiende al otro, y en mi caso malinterpretarme se vuelve incluso un habitus. Ja. El Doppelgänger es otra cosa: es real, me lo encontré atrozmente pero hoy le doy mis usos; mutuos favores, lo que solemos hacernos. No lo controla ningún chip RFID de la CIA ni de Dios –ni mío, no ha reemplazado ningún órgano por circuitos integrados, porque nada de él es un órgano, sólo es real, tan real que es siniestro. Tro. Mi gemelo es otro, no lo confundas: nada de la ortopedia electromecánica ni complexión mitológica en su anatomía, simple de carne y hueso. Nos llevamos mal y se lo distingue por su vestimenta. Lleva una vida normal, tiene dos hijos, trabaja free-lance en diseño publicitario. Por la mañana en la AFIP (nonsens, hoer). Me preocupa el Gadget del ciborg, y es eso lo que me lleva a la nostalgia sincrónica que se alimenta de la repetida invocación de ese otro yo en eventual perpetua nomadía. Los acá presentes –todos– muy bien sabemos la correlación –yo no puedo dejar de decir– normalmente monstruosa entre Eidos y Dildo. Bien sabido: las cosas son de la manera en que no son y no quita que sean lo que son; no sólo lo opuesto, ¿por qué pensar que un ente el que sea para escapar del cerrojo bimilenario del “Tratado sobre la Naturaleza” tenga que irrumpir tan obviamente con restricción en su opuesto? Lo que me preocupa… Bien. No diré por qué. Tro. Se ama porque se constata la existencia de la Telepatía, se vuelca uno impasiblemente a la Filosofía porque se hipotiza la factibilidad del transplante ontológico por el cual es posible permutar tu sistema nervioso por un sistema filosófico, se odia porque el cristianismo y la realidad se cree que existen y que es posible ponerse en el lugar de otro, se come incluso porque se nos ha adiestrado bajo la consigna de que es una costumbre y un deber cuya infracción puede llevar al óbito y pocos han observado que con un teclado y una pantalla hay alguien que podrá ayunar al infinito. Puedo presumir lo que piensan. ¿Ven esto? –señala acá ¿ven?. Pues en nada se parece a mi preocupación. Nada en la forma sensible y conceptual de este tal ente hay de analogable a ello. ¿Ustedes creen que –se va a referir al Gadget del ciborg es algo más o menos así?  describe unos movimientos con los brazos, traza unas formas en el aire. Acciona botón verde; aparece pantalla: en ella se deja ver recortada de un fondo demasiado fulgente un…–. A esto lo conocemos todos –por lo menos los acá presentes…–. Neutralizarlo sería de lo más simple, una operación cotidiana. De rutina. ¿Ustedes por qué piensan que elegí la “locura”? ¿Por qué piensan que me volqué al desprecio intempestivo o glacial, impasible o troglodita, a cualquier forma de lo que -¡imbéciles! ¡pedazos de mierda!- llaman falazmente “arte”? Arte, basuras de mierda, es vivir así, administrando esa indiferencia soberbia, ese agravio indeliberado, automático, arte… (silbidos)… harte (más silbidos)… harthe (siguen in crescendo)…[no hay sugerencias] (“¡Quiere matar el hambre a fuerza de digresión!” se escucha desde muy atrás –citado porque fue lo más gracioso y…) “Si el fuselaje del ángel golpea y golpea contra tu frontal eso no es Impulse” (de la traducción).




A veces suele verse que una determinable forma homínida tipo butch-femme (que también se bilocan haciendo foco en el punto de intersección que supone el tal guión (-)) afloja un bretel de corpiño pausadamente y el roce la empuña en su capullo; éste se abre y no ella vuela batiendo inaprensivamente lo que más tarde devendría en mojito (con la adecuada menta), volar es volcar desde la vulva incontrolable ese fluxus alcohólico en tiempo de descuento cuando no queda ningún cambio por hacer como profunda es la piel me estoy masturbando. Habiéndome tenido tanto a mano (es un condicionamiento anatómico, como el destino prensil del Pueblo Universal) haber llegado a ser la mujer de mi mujer pero imaginar que un día una butch-fatal sustituya a mi femme-fetal haría trepidar en mí – eterno masculino (en mi) – y la lacrada familia de mis cinco dedos (5-her) (ji) hasta las más marmóreas ebúrneas como nalgas cristalizaciones de mi imponente tente mitología blanca. Meta físico. Y al final puto suspensivo. Otro estudio reciente sugiere una correlación entre el sexo oral y el cáncer de garganta.



Queer sin Theoría, sólo peronista, y que montado en un, un unicornio fucsia –naturalmente sin fósil uE– sin fuselaje a de aterrizando en las cercanías de una pulpería, va cayendo, poca cintura, bovinamente, todavía sin percatarse de que en el recinto un barbado hombre blanco y un motoso hombre negro montados a sendas guitarras no despejan de su mente la idea mutua y terminal de morir o matar. Como también lleva bombacha, presunción de que consentirán su entrada.



FOGWILL (último círculo del infierno girando un poco a la derecha). – Como siniestro es que un inodoro huela mal –aves que no vuelan– (aves que no vuelan a veces: la mayoría) he decidido fundar esta corriente literaria: el hiparraguismo. Basada en el legado de Hiparraguirre, no el que lavó el realismo sucio sino David Hiparraguirre, rentista que dejó una obra inconclusa, que aunque todo chiste fácil es difícil, al menos que sea bueno, que jamás comenzó. Quién no tuvo ese sueño, el de ser un escritor epigonal de cualquiera, del que venga, de Montoto, llegado el caso, (Platón lo fue de Sócrates para el caso, Cervantes parodiaba a dos manos el Amadis) (Homero se encegueció con eso) (Wilde se rompió el culo…), que la blanca página del malarmeano útero se llene con la tinta indeleble del Maestro (si este Fogwill se garcha minas con tales boludeces me vuelvo al canon-Dolina). Bastaría dotar a un hombre rico y blanco del mero sentido del olfato para comenzar a despertar en él la sensibilidad. A poco, ojo, terminaría volviendo a lo mismo: las categorías cantianas, el código de V. Sarfield, compra de bonos de algún país tercermundista, final concentración de aquella repentina capacidad de percepción del bálsamo de la rosa en la punta del glande; militancia política, cátedra y reticencia al cunnilingus.




MUERE EL ESCRITOR HIPARRAGUIRRE POR CÁNCER DE GARGANTA



CONTRAPRESTACIONES, EFECTOS COLATERALES DE LA ASISTENCIA PRESENCIAL AL SUPERCLÁSICO BOCA-ANO



Una digresión:

No te la laves que te la voy a sopapear


No, pará percanta, pa qué vas al ñoba. Si junás bien que me calienta el tufo a cluaca de huerto, la esputza de pradera que larga Tuargolla. ¡Quién pudiera en ese papo ser parásito perpetuo, y tener parada en cada esquina de ese rococó pozo rosado, que chorrea churrigueresco – es un asco – cuando te bato alguna chanchada por sobre el horizontal del lóbulo. Y ni que hablar del ós culo prieto, cuando te chanto el beso grone… Ano tapialado por la lengua, rumores de mi longa. Es toda mi fortuna. Papusa papuda, a tu cajeta ¡un homenaje en vida!



En la primera imagen el gauchaje queer se inmola, roza de los vientos.


http://www.tiffotos.com/hedonismo/cunnilingus.htm